I. El otro día crucé con el concepto del “umwelt”. Es una palabra de origen alemán, que significa “entorno o ambiente”. Refiere al medio en el que se desenvuelven e interdialogan los seres vivos con sus alrededores. El entorno crea las condiciones de la construcción de la realidad subjetiva en distintos organismos. En este sentido, cada objeto adquirirá significaciones diversas según el sujeto con el que se halle en relación, creando una polifonía de elementos de significación que se dibujan sobre un mismo espacio.
"Verdad" y "Realidad" son dos conceptos que suelen ubicarse dentro de los mismas esferas semánticas. Se confunden entre sí, interdialogan, y politizan y rosquean sus límites. En esa trinchera-limbo, aparece la pretenciosa y teleológica idea que la forma absoluta de la Verdad es la Realidad. La forma más celestial y pura de la Verdad sea una imagen de la Realidad. En esta relación, la imágen cobra importancia y valor, por el artilugio representativo de subjetividades.
Las representaciones visuales (imagenes) quedan confinadas en nuestros días al ámbito de la subjetividad sea de la experiencia privada (como en los museos, o en el arte contemporáneo). La democratización de la cultura que corresponde a un “politeísmo” de la representación, tiene su ventaja: la tolerancia a la diversidad. Pero también su desventaja: la tendencia a no ver en la imagen algo más que la expresión de una pura subjetividad individual. Consecuencia de este proceso de representaciones visuales son las polarizaciones que se agravan y agrandan consecuencia de estos procesos cognitivos. Las imágenes nos confortan, nos generan la sensación ilusoria de que manifiestan la verdad, y reposamos en ella, la cuestionamos e interdialogamos con ellas. Con una industria de producción de imágenes como la que tenemos hoy por hoy, la expansión y diversificación del marco interpretativo y simbológico de las imagenes son infinitas, y nos tienden a individualizar y segregar cada vez más.
¿Qué relación existe entre las polarizaciones ideológicas y las imágenes?
II. ¿Qué relación existe entre las polarizaciones ideológicas y las imágenes?
Una sucesión de imágenes en un celular. Somos industrias de imágenes, producimos todo el tiempo, en todo momento. Sacamos una foto, nos sacan una foto, nos muestran una foto, nos comparten una foto, buscamos una foto. Miremos esta foto.
Esta foto fue tomada en el Subte B en 2019, por un desconocido. En la foto se ve un hombre con su hija. El hombre tiene cara de preocupado, y el resto a su alrededor no llama la atención. El centro, él, con su nena en brazos, es la atención. ¿Qué le habrá llevado al fotografo a sacar esa foto? ¿Qué impulso? El hombre canoso es Álvaro García Linera, hasta ese entonces vice-presidente de Bolivia. Muy recientemente derrocado por un golpe de estado en su país, obligado a exiliar. Viajando con su hija en subte. El Operator evidentemente se sintió interpelado. Lejos de ser una foto paparazzi, es una foto que dice mucho más. Ese significado, el studium, se lo damos nosotros. El punctum de alguna forma esta dada por el contexto y profundidad de la imágen. Vemos en sus ojos, en su esencia y aura, en la metadata de la fotografía, la información necesaria para que nos (me) interpele. Nos genera empatía y tristeza, o nos genera indiferencia, o (peor todavía), nos puede generar felicidad.
Esta foto es una foto del fotógrafo argentino Pinélides Aristóbulo Fusco. Esta foto lo tiene todo. Por lo menos para mí. Un studium claro, un punctum que te parte a la mitad, un abrazo, una plaza entera hipnotizada por un centro magnético y energético. Un abrazo contenedor y desgarrador. Un anticipo de muerte. Un abrazo de dos sin cara, pero instantáneamente reconocibles. ¿Reconocibles por su aspecto o por el studium? Es una imágen que culturaliza y define un gran (sino toda) la esencia de la política e identidad argentina. El punctum es fuerte, el studium también lo es. La presencia e importancia jerárquica de ambos la hace una foto memorable. Cualquier persona que mire esta foto sentirá algo. Rabia, melancolía, empatía, dolor. Que se yo. Es en el punctum de las imágenes donde aparecen las grietas, los abismos ideológicos. Son sanos. Son naturales, desde ya. En el sentir una imágen experimentamos diferentes tipos de recorridos y ánimos.
¿Se puede sentir sin entender? ¿se puede entender sin sentir?
Reflexión sobre la Muerte de la Muerte.
Somos verdugos, asesinos por naturaleza de nuestra naturaleza contextual. Barthes dice "el fotografo debe luchar tremendamente para que la Foto no sea la Muerte". La fotografía, la descomposición del movimiento, de un lugar en un tiempo histórico, esa paralisis de fracción temporal Barthes la metaforiza como la Muerte. Somos asesinos por naturaleza. Capturamos momentos, los distorsionamos, jugamos con nuestros recuerdos, nos emocionamos y jugueteamos con ellas. Desarrollamos una especie de adicción narcótica al sentir, al punctum. Necesitamos esa sentir azaroso, que nos rompa y atraviese por la mitad. Es probabilístico. A más fotos, más punctums. ¿Es así? o la experiencia del punctum pasa por un lado más oculto, más sutil? ¿Será que lo encontramos (o nos encuentra) cada vez menos? No nos sorprendemos fácilmente. Hemos visto ya tantas cosas que nos sorprendemos con dificultad.
Observaba esta fotografía (centro) de el fotografo japonés Nobuyoshi Araki. Su mujer fue su sujeto-objeto. Su intención con la serie era registrar los estadíos de su historia de vida juntxs. La cosificó. La convirtió en su obra. En esta foto, es la foto de su velorio.
La última vez que la vería (en carne y hueso por lo menos), luego solo quedó su espectro. Un momento único y singular, y lo inmortalizó. Momificó a la momia. Casi paradójico. ¿Es posible morir dos veces y al mismo tiempo vivir eternamente en una foto donde estás muertx? La imagen tiene un puctum feroz. Las manos, sin dueño, el único rostro es espectral, una obsesión casi perversa con la muerte y la belleza de ella. Luego de el suceso, la serie coninúa. Comienza a fotografiar al gato. Símbolo representativo de su esencia, de su historia. Ver al gato es verla a ella. Sentimos esa asociación. Somos guíados por ese recorrido de símbolos y esencias que nos son ajenas, de otros mundos, pero que los sentimos propios, porque lo sentimos, nos significa algo.
III. ¿qué tan verdad es documentar?
habitar. presenciar. registrar.
estar. sentir. recordar.
una sucesión de registros inconexos sugieren todo lo contrario, el criterio específico de elegir registrar o mostrar situaciones, de construir verdades, de sugerir verdades.
estar ahí. yo. ahí. con esa gente, en esas condiciones. entenderlos a ellxs, es entenderme a mí? pienso que de alguna forma el hecho de estar sin estar, registrando, me construye mi identidad, mi ética, mi forma de ser, todo a partir del otro. si muestro eso, soy eso, porque me interesé en ello, porque doy fé que habité en ese lugar, en ese tiempo, bajo esas circunstancias, con aquellas personas. mostrar una porción del todo (el todo es el infinito), el resto lo construye quien lo observa.
pequeño y peligroso artilugio cognitivo, acto del prejuicio, puesto en actividad durante el minuto de testimonios anti-protocolares. no se especifica ni dónde, ni cuándo, ni quién es el que filma. se sugestiona. nos sugestionamos con pensamientos elocuentes, constructos de personalidades, tejemos las profundidades de los personajes de las películas sin siquiera haber terminado la película o saber el desenlace. elegimos querer entender, y construimos nuestra narrativa en nuestras cabezas. mismo, prestamos atención a determinados objetos, formas, porque resuenan de diferentes formas en función al contexto. las circunstancias hacen resonar de forma distinta a lo que consumimos.
son extractos de videos en donde yo, bruno, nunca estuve presente, son fragmentos de diferentes personas, en diferentes lugares, pero en un mismo rango de tiempo. son todas circunstancias del 2020 y comienzo de 2021.
me interesaba reflexionar con lo potente que es construir narrativas con elementos verdaderos. la cámara en primera persona… yo… yo? sucesos que efectivamente sucedieron. como damos las cosas por sentado, y enjuiciamos al respecto. el poder de documentar y el de comunicar son dos elementos y universos que si no se alinean y calibran, la verdad comienza a bifurcarse caminos ficcionales y convenientes.
IV.